¿Qué es un leasing o arrendamiento financiero?
Es un servicio financiero que consiste en un contrato de arrendamiento que permite acceder a comprar el producto alquilado transcurrido un tiempo. En un momento concreto de crisis económica, puede convertirse en un instrumento muy válido dependiendo de las características de ciertas empresas o particulares.
En definitiva, el leasing es una especie de contrato mediante el cual un sujeto en concreto se obliga a permitir el uso de cualquier bien a un usuario. Todo ello a cambio de un precio en metálico que tendrá que ser pagado de manera periódica y establecida previamente y también, por un plazo determinado.
¿Para qué sirve un leasing?
Este instrumento financiero es extremadamente útil cuando aún no se ha conseguido generar la suficiente confianza con el banco para que el mismo te otorgue un préstamo. En este caso, está la opción del leasing, un servicio que ya ofrecen la mayor parte de las entidades financieras.
Además, es perfecto para no quedarse sin nada de capital cuando hay que comprar alguna máquina cara, o incluso cuando se necesita comprar un bien inmueble como una oficina o una nave industrial. Estos contratos generalmente incluyen los seguros necesarios y el mantenimiento pertinente de los que se hará cargo quien ostente la propiedad del producto.
Tipos de leasing
Este contrato de arrendamiento con opción a compra, es usado para poner a disposición de una persona física o jurídica un inmovilizado para el desarrollo correcto de su actividad. Está compuesto de tres partes. Una de ellas es el proveedor del bien que es el encargado de venderlo a la empresa de leasing. Otra de las partes es dicha empresa que es la que compra el bien y lo alquila al cliente por una cuota. Finalmente, está el usuario que hace uso de dicho bien y atiende los pagos establecidos por la empresa. De acuerdo con esto, existen tres tipos diferentes de leasing.
Leasing Financiero
Este tipo de leasing permite comprar el bien y tener la ventaja de una amortización acelerada. La reparación y el mantenimiento del bien corre a cargo de la empresa. Mediante este leasing, las pymes y empresas pueden disponer de los bienes que necesitan para funcionar en su día a día. Al finalizar el contrato se puede optar a la compra del bien.
Se suele distinguir entre bienes mobiliarios o inmobiliarios. Estos últimos son naves industriales u oficinas en los que se desempeñan cualquier actividad. Como es lógico, un solar vacío o una viviendo no puede disfrutar de esta posibilidad de alquiler.
En lo que se refiere a bienes muebles, son los que no pierden utilidad o valor al ser usados o transportados. Dentro de esta categoría está el material informático, los automóviles y similares. En cualquier caso, siempre deben encontrarse ligados a la actividad del negocio y la ley dice que será por un plazo mínimo de dos años. En el caso del leasing inmobiliario es de 10 años como mínimo.
Leasing Operativo
Este leasing incluye solamente la utilización del bien y los costes de reparación y mantenimiento están a cargo del arrendatario. Igualmente lleva establecido un pago periódico que implica el derecho a ejercer la opción de compra al terminar el plazo que se haya pactado durante la firma del contrato.
Sin embargo, hay que destacar que este leasing se diferencia del anterior en que no siempre ofrece la opción de compra al terminar el contrato. Además, en caso de existir, la adquisición debe hacerse por el valor comercial de dicho bien. En el caso del leasing financiero, sería por el valor que todavía falta por amortizar.
Leasing Back
Esta operación no es tan conocida aunque puede resultar muy útil en ciertos momentos, sobre todo, si la empresa cuenta con elementos patrimoniales pero no de liquidez. En este caso, se habla de leasing pero a la inversa. Es decir, el propietario de un bien, ya sea inmueble o mueble, lo vende a una empresa de leasing para firmar un contrato de arrendamiento sobre el mismo.
El vendedor de dicho bien consigue liquidez y se asegura a su vez la recuperación de su bien mediante el arrendamiento financiero. La titularidad será transmitida a la empresa de leasing aunque la empresa que lo vende seguirá manteniendo los derechos de utilización sobre el mismo. Aunque este tipo de operaciones son realizadas sobre bienes inmuebles, la normativa no impide que también se realicen sobre un bien mueble.
¿Cómo funciona un leasing?
El leasing permite financiar hasta el 100% de cualquier inversión, manteniéndose libre la capacidad del cliente de endeudamiento. Aunque hay que decir que este tipo de operaciones forman también parte del riesgo financiero a efectos bancarios. Además, la cuota de amortización está considerada como un gasto tributario, por lo que el valor total, excepto la cantidad que reste de la opción a compra, se podrá rebajar como gastos. De esta forma, la empresa podrá conseguir ahorros tributarios importantes.
Un leasing permite seguir manteniendo la propiedad del negocio. Sin la posibilidad de recurrir a este tipo de operación, si en cualquier actividad comercial se necesita una inversión de dinero, se suele recurrir a aumentar el capital mediante financiamientos o emitiendo acciones de pago. En muchos de los casos, esto implica la división de la propiedad de dicha empresa entre socios nuevos, reduciéndose el control sobre ella del propietario.
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